lunes, 15 de enero de 2018

El fin del mundo

La semana pasada, Boria Ediciones hizo pública, a través de las redes sociales, la portada de El fin del mundo. Muchos se preguntan por qué hay un gorila en la portada y otros, tratando de afinar el tiro, preguntan por qué está King Kong. Bueno, trataré de dar una explicación sin spoilers.

La historia comienza a las siete de la mañana, allá por 2016. Todavía es de noche y cada uno de nosotros nos hemos sentado en nuestro puesto de trabajo. Javi, un compañero que trabaja en mi mismo departamento, ha estado de vacaciones. Nos da los buenos días y le preguntamos que qué tal han ido esas vacaciones. Nos dice que no ha hecho gran cosa y que tuvo algún que otro problema familiar leve. Luego cuenta, como una gran aventura, que un día tuvo problemas con su vecino. Dice que el vecino tiene dos perros grandes (aunque hay que decir que Javi, hablando de memoria, tendrá una estatura de 1,65 metros más o menos) que, al dejarse la puerta del jardín de su casa abierta, salieron a la calle. Al ver a otros vecinos que estaban en ese momento por la zona, los perros se lanzaron a por ellos, llegando a morder a uno. Javi, asustado, llamó a la policía y los agentes, aunque tomaron nota, no mostraron mucho interés en acudir a la urbanización donde vive Javi a poner paz. Recuerdo que hicimos muchas parodias de la escena. Es un muchacho de esos puteables (claro está, desde el cariño) y nos llamó cabrones un par de veces (o más). Aunque no recuerdo el final, la historia se quedó ahí, en mi cabeza, hasta un tiempo después.


En El fin del mundo esta historia está también presente. Un fin de semana, me planteé qué pasaría si, de pronto la naturaleza tomara el control. No vivo muy lejos de un zoológico donde los animales viven con sus instintos acomodados a la cautividad, y en el lugar donde trabajo hay un zorro tan acostumbrado a que le den de comer que se ha licenciado como animal doméstico. Pero ¿y si no fuera así? Hay veces que las plagas modernas nos superan. No quiero pensar qué pasaría si nos enfrentásemos a algo más grande o a todos los habitantes de una jungla a la vez.Tomé la historia de Javi y, con algunos adornos, la transformé en el cuento que da título al libro. A medio camino entre la comedia y el relato apocalíptico, pasé un buen rato ese fin de semana. Porque he de decir que fue muy divertido y que tengo la impresión de que fue un acierto muy grande tomarla para el título y para la portada. Tanto que la portada ahora es quizá el cuadro más importante de mi casa.




Por cierto, si queréis conocer más de la genial artista que hizo la ilustración, Diana Escribano Henarejos, podéis pasar por aquí y ver el resto de sus trabajos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.